Las principales disciplinas artísticas son la arquitectura, la pintura y la escultura; sin embargo, existen otras artes denominadas tradicionalmente menores por su valor expresivo y evolución técnica y formal no deberían ser contempladas como tales: nos referimos a la orfebrería, la cerámica, el mosaico o la vidriería. Asimismo, y también debido a la tradición histórica, existen dos disciplinas que no se incluyen normalmente en los manuales de arte porque no aparecieron hasta más tarde, a finales del siglo XIX: la fotografía y el cine.
La arquitectura. El arte es proyectar y construir espacios habitables se remota a la prehistoria. La arquitectura monumental más antigua que se conoce son los megalitos. Desde entonces y hasta hoy, los arquitectos no han dejado de renovar, innovar y experimentar con todas las formas y los materiales naturales y artificiales a su alcance.
La pintura. Esta disciplina es de la que se conservan vestigios más antiguos. Estrechamente relacionada con el soporte donde se aplica, existen innumerables técnicas y tipos de pigmentos que han permitido su evolución formal y estilística. En muchas ocasiones la pintura ha estado subordinada a la arquitectura, pero también en muchos momentos de la historia ha sabido independizarse y constituir una forma de expresión en sí misma. Desde el siglo XX, la tendencia transgresora que caracteriza a los artistas de este siglo ha llevado a los pintores a crear composiciones en las que integran materiales ajenos a la pintura, como la paja, el cartón o los tejidos.
La escultura. Este arte ha sido uno de los mas cultivados a lo largo de la historia. Al igual que la pintura, ha pasado por etapas en que ha estado totalmente subordinada a la arquitectura, pero también existen múltiples ejemplos de escultura exenta de todas las épocas y magníficos relieves y retratos. Desde siempre ha empleado los materiales que ha tenido a mano y en las últimas décadas incluso ha aprovechado materiales de desecho y efímeros, mezclándolos y jugando con las distintas texturas.