Podríamos definir la palabra arte como manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.
La concepción que los seres humanos tenemos del arte ha cambiado, cambia y cambiará según el momento histórico y la sociedad en que se enmarque. De hecho, los primeros artistas, los pintores rupestres, no tenían noción de que estuvieran realizando una obra de arte, puesto que el sentido que ellos daban a esas imágenes estaba relacionado con la magia o la religión y desconocemos si con la estética. Actualmente, sin embargo, consideramos que una obra de arte, al margen de que exprese o no un significado o sentimiento y del modo en que lo haga , ha de producir una reacción estética en el espectador, ya sea de placer ya sea de rechazo, y ha de ser creativa, es decir, ha de mostrar formas de expresiones originales.
A pesar de que hoy en día el valor estético desempeña un papel muy importante, los seres humanos siguen sintiendo la necesidad de expresarse y comunicarse a través del arte y éste, por tanto, sigue constituyendo un reflejo de la sociedad que lo genera, cumpliendo, a la vez, la función de transmitir los valores de esa sociedad. De hecho, desde siempre el arte ha sido un vivo reflejo de la sociedad circundante; los historiadores y otros especialistas han podido conocer muchos aspectos de los pueblos y las culturas que nos han precedido a través del estudio de la obra de arte, de su estética y de lo que en ella se expresa.
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